Resurgen las rosas de nuevo
en el umbral de mi vida
y entre mis manos llevo
un ramo para Tí virgen querida
agradeciendo con todo amor,
lo que me concedió después de tu ida
Le pedí que te orientara
en el camino de tu muerte
y que junto a Dios te llevara
pues aún sin ya tenerte
sabiendo de tu felicidad
en el descanso celeste.
Salomé, 1994
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