En la tibia mansedumbre de las olas
de una playa lejana de mi Cuba
se bañaban alegremente solas
dos beldades llenas de ilusiones
Llegó el tiempo de la fiera innoble
que descarnó con furio la nobleza
de la Isla que tanto amamos
y que es fuente inagotable de belleza
Sucedió que tuvieron que emigrar
y ya en tierra desconocidas
las dos jovenes en su peregrinar
anhelan el retorno entristecidas
No fallezcan en sus anhelos
pues Dios que es omnipotente
a la inmunda crueldad pasada
su Justicia impondra latente
Y el amanecer esplendoroso
y las puertas de la felicidad
abriran corazones llenos de gozo
y a nuestra Cuba ¡La Libertad!
Salomé
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